Las exposiciones prolongadas al sol o al calor pueden tener como consecuencia, quemaduras solares, golpes de calor, insolaciones. Los niños, los ancianos y las embarazadas son especialmente vulnerables. Aprende a vivir el verano con seguridad.
Sol, playa, calor, baños, descanso… son palabras íntimamente ligadas a las vacaciones, pero las altas temperaturas, el cambio de los hábitos alimenticios y las actividades que se realizan en estas épocas favorecen la aparición de molestias y “accidentes” propios de las vacaciones. Por eso, ahora que nos aproximamos al período estival, es conveniente conocer aquellos riesgos que aumentan durante esta época, para así, siguiendo unas básicas recomendaciones, evitar que unos días felices de descanso y disfrute se puedan transformar en un “tormento”.
La mayoría de los «peligros» estivales están relacionados con las altas temperaturas y la exposición a las radiaciones solares, aunque hongos, gastroenteritis e insectos hacen también su «agosto» durante este periodo. Quemaduras, intoxicaciones alimentarias, alergias, insolaciones, picaduras de insectos o cortes de digestión son algunos de los indeseados «compañeros de viaje» que pueden amenazar nuestras vacaciones. Unas sencillas medidas de prevención, o una reacción adecuada y a tiempo, son fundamentales para mantenerlos a raya y poder disfrutar de lleno del periodo estival.
El sol es indiscutiblemente el astro rey, y en verano brilla más tiempo y con más fuerza, trayendo buen tiempo y buen humor (la luz solar es un antidepresivo natural) e invita a disfrutar de todo tipo de actividades al aire libre (deportes, baños, excursiones, comidas, viajes…).
Pero el sol puede ser también perjudicial, bien por el efecto directo de sus rayos, bien indirectamente. Te contamos cómo sortear estos peligros.
Hay dos tipos de rayos solares importantes desde el punto de vista de la salud: los infrarrojos (IR), productores de calor, y los ultravioletas (UV), que aunque no dan calor, producen fácilmente quemaduras solares, ya que son radiaciones ionizantes que pueden provocar también envejecimiento prematuro de la piel y cáncer cutáneo, así como cataratas y opacidades de la córnea.
El golpe de calor es la forma mas general, frecuente y peligrosa de todos los accidentes causados por el calor y por la radiación solar; generalmente ocurre en ambientes de elevada temperatura y humedad y no es necesaria la exposición solar directa, ya que también puede ocurrir en lugares cerrados, con ambiente caluroso y húmedo y en los que corra muy poco el aire.
Con el fin de evitar los golpes de calor deben tomarse las siguientes medidas:
• Comer moderadamente.
• Aumentar la ingestión de líquidos aunque no se tenga sed.
• Evitar bebidas alcohólicas y muy azucaradas.
• Ducharse con agua templada o fresca.
• Usar ropa ligera y holgada.
• Descansar con frecuencia a la sombra.
• Mantener la vivienda fresquita.
• Evitar las aglomeraciones.
• Exponerse al sol el mínimo tiempo posible.
¡Sigue todos estos consejos y disfruta tu verano al máximo!
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