Todos queremos perder los kilos que hemos ganado en verano. Muchos somos los que una vez llegado el otoño nos arrepentimos de habernos permitido algunos excesos de esos típicos alimentos refrescantes que tanto apetecen en los meses de más calor: helados, sorbetes, granizados, refrescos…
Pero ahora los meses de verano han pasado y vuelven a bajar las temperaturas y con ello también se reducen las ganas de tomar alimentos fríos, que son la mayor parte de las tentaciones que tenemos. Hay que tomar conciencia de nuestros objetivos: a dónde queremos llegar y qué meta queremos conseguir. De esta manera tendremos motivación extra para comenzar a controlar nuestra alimentación.
Lo primero que tenemos que organizar son nuestras comidas semanales, sin dejar nada al azar. Saber qué comeremos, cuando y qué día para poder hacer la compra semanal. Hacer la compra semanal reduce muchísimo las “compras superfluas” y dejamos poco margen a la improvisación.
El segundo aspecto a tener en cuenta es que si tenemos tentaciones en casa es muy probable que algún día nos excedamos. La mejor forma de evitar comer algo que sabemos que no nos va a ir bien es no tenerlo en casa ¡aunque tengamos niños! Hay mil alimentos mucho más saludables y alternativos a la bollería, pastelería, snacks industriales…
Podemos optar por tener un gran surtido de frutas variadas y apetecibles: uvas, higos, mango, piña, kiwi, ciruelas, melocotón, melón, sandía… y se ha comprobado que si las tenemos ya peladas y cortadas en un bol en la nevera, será mucho más fácil que las comamos.
Por otro lado, hemos de dejar de lado los refrescos. Una lata de cola nos aporta casi 140kcal, que bebida diariamente a lo largo de una semana suman casi 1000kcal. Los dietistas-nutricionistas estiman que para perder entre 2 y 4kg al mes hace falta reducir diariamente entre 300 y 500kcal. Si además evitamos el picoteo o intentamos que sea más saludable, vamos a conseguir reducir muchas más calorías a nuestro día a día.
Entre otras medidas que debemos adoptar están, por ejemplo, reducir las cantidades de edulcorantes, vigilar las cantidades de aceite, cambiar las galletas por tostadas, los embutidos procesados por opciones más saludables…
Esperamos que estas pautas os sirvan para recuperar la forma y volver a vuestro peso sin necesidad de realizar dietas estrictas y milagrosas, nada convenientes para el rendimiento y la salud.
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